Hola amigos de esta hermosa comunidad. Les cuento que fui al campo y por pura ocurrencia puse un pañuelo en mi cuello. Hice algunas fotos para hacerme la elegante y al segundo estaba deseosa de retirarlo.
A veces quisiera ser como cualquier mujer que ama el maquillaje, las prendas y las vestimentas sofisticadas. Pero mi psiquis comienza a decantar detalle por detalles y termino en la comodidad de lo básico y la sencillez habitual.
Desde que tengo memoria, me han enseñado que la belleza se mide en tonos de labial, en el brillo de unas joyas o en la perfección de un rostro impecablemente maquillado. Pero, siento que la mía (porque todos tenemos belleza), no reside en lo que me pongo, sino en mi.estado de animo. Yo florezco en la naturalidad y la positividad.
Claro que presto atención a mi arreglo, pero me lleva poco tiempo porque soy práctica. Pongo polvo, labial y como mejor peinado, rizo y suelto. Sin embargo admiro a las mujeres que dedican tiempo a arreglarse frente a un espejo: disfrutan delinear sus cejas; el contorno de los labios, el tono perfecto del rubor; el peinado impecable y cada detalle y lo largo del dia lo retocan.
Lo he intentado, sí que lo he intentado porque sé que se disfruta pero termino por inquietarme y si me pongo pendientes, collares, pulsos y otros accesorios me siento disfrazada.
Apelo a que la sonrisa me salve y transforme mi rostro más que cualquier producto de belleza. Y no es falsa creencia, es así. Sí no estoy feliz no sentiré mi belleza por ningún lado. Es como si, al reírme, encontrara un secreto que el mundo se empeña en ocultar porque la belleza no se compra, nos habita.
La sociedad insiste en vendernos la idea de que sin ciertos estándares, no somos suficientes. Pero todo cambia cuando dejamos de perseguir esos ideales y empezamos a abrazar lo que ya somos.
El amor propio se convierte en nuestra mejor joya, no porque seamos perfectos, sino porque somos únicos. Cada risa cuenta una historia, cada gesto de felicidad es un acto de rebeldía contra la imposición de la apariencia. La positividad, esa luz interior que nos hace brillar incluso en los días grises, es el verdadero lujo.
La belleza sin maquillaje también existe. No hay nada más poderoso que un rostro que se muestra tal cual es, porque en esa vulnerabilidad hay una fuerza incomparable.
Las buenas vibras en particular, son un puente hacia los demás; cuando regalamos algo positivo, recibimos otro gesto igual, y así creamos un ciclo de bienestar que ningún accesorio podría igualar. Eso es lo que siento pero insisto en que me encantaría disfrutar maquillaje y peinado, aromas y colores para cambiar la imagen por un dia.
A veces pienso en todas las veces que me preocupé por no estar arreglada lo suficiente, y hoy me digo que la felicidad no necesita un empaque perfecto. La belleza real no exige disculpas por ser simple, por ser espontánea. Al contrario, celebra la autenticidad.
Por eso, ahora elijo creer que mi verdadera elegancia está en la alegría que llevo dentro. No necesito anillos para sentirme valiosa ni bases para cubrir mis imperfecciones, porque estas también son parte de mí. Aunque muchos dicen que soy fotogénica, no soy capaz de adoptar una pose estudiada ni poner filtros en mi cámara.
Al final, la belleza no es algo que busco afuera, sino que cultivo adentro. Y cuando entendemos eso, descubrimos que el maquillaje más poderoso es el amor propio, y la joya más valiosa, la capacidad de sonreírle a la vida.
❗Feliz Aniversario @Holos-Lotus❗
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