Saber decir que no es una capacidad de enorme valor en este mundo. No puedo contar cuántas veces me involucré en actividades que me desagradaban o pasé tiempo con personas que no me causaban confianza estando más joven, sólo por no decir no a tiempo. En gran medida, atribuyo esta dificultad, que según me he dado cuenta afecta a muchísima gente, a la necesidad inconsciente de aceptación y aprobación. Yo he sabido de personas que han llegado a niveles de auto-desprecio muy grandes y han soportado humillaciones terribles por no respetar sus propias posturas y mantenerse firmes en sus principios, por tener acceso así fuese limitado a un espacio deseable o estar en grupos influyentes, así esa influencia les trayese más problemas que dicha.
Recuerdo con gracia el momento en el que me uní al equipo de Caracas Chronicles en 2015, la empresa de noticias para la cual trabajé como traductor por casi 4 años exactos. Me sentía en el tope del mundo, miembro de un grupo selecto de gente muy bien informada, conectada y con dinero. Cuando asistí a la a la fiesta de navidad de ese año, celebrada en una quinta espectacular del Country Club, y escuché a la gente hablando en seis idiomas distintos, me dije (y repetí varias veces en lo sucesivo) que esa era la gente con la que quería estar. En efecto, así me sentía entonces. No sólo estaba ganando mejor que muchas de mis amistades con un horario sumamente cómodo y sin necesidad de salir de casa, sino que estaba teniendo acceso exclusivo a mucha información sobre el acontecer de Venezuela y el mundo. Creía haberme sacado la lotería, incluso llegué casi a considerar a algunas de esas personas mis amigos, pues así se comportaron por un tiempo. No lo niego, disfruté mucho esos años y aprendí un montón, pero había algo más que estaba ocurriendo y de lo cual me fui dando cuenta lentamente conforme el tiempo pasaba.
Knowing how to say no is an enormously valuable capacity in this world. I can't count how many times I got involved in activities that displeased me or spent time with people that didn't inspire me trust being younger, just because I didn't say no on time. In great measure, I attribute this difficulty, which according to what I've realized affects a great many people, to the unconscious need to be accepted and approved. I've known of people who have reached considerable levels of self-loathing and have withstood terrible humiliations for not respecting their own stances and keeping firm in their principles, for having even limited access to a desirable space or being in influential groups, even if that influence brought them more troubles than joy.
I remember with a smile the moment when I joined the Caracas Chronicles team in 2015, the news company for which I worked as a translator for almost precisely 4 years. I felt at the top of the world, member of a select group of very well-informed, connected and affluent people. When I attended the Christmas party that year, held in a spectacular estate in the Country Club, and listened to people talking in six different languages, I told myself (and repeated several times later) that that was the people that I wanted to be with. In effect, that's how I felt back then. I wasn't just earning better than many of my friends with a really comfortable schedule and without the need to leave home, but I was also having exclusive access to a lot of information about the situation in Venezuela and the world. I thought I'd won the lottery, and I even came to consider some of those people my friends, because that's how they behaved for a time. I don't deny it, I enjoyed those years very much and I learned a ton, but there was something more happening that I began to realize slowly as time went by,
Gracias a mi exploración espiritual, que se dio en paralelo a este proceso, pude mantenerme centrado, sin obnubilarme por los oropeles y las buenas finanzas. Como sucede siempre que uno pasa mucho tiempo con un grupo de personas, eventualmente las guardias se bajan y uno comienza a mostrar más de uno mismo mientras que los otros se van revelando también. Así fue como me fui percatando de que mi visión y la de estas personas eran bastante disímiles en puntos muy cruciales. La mayoría de ellos vivían fuera del país o estaban tan aislados en sus burbujas de poder y prosperidad material que bien podrían haber estado en el exterior también. Quizás un par en el grupo habían alguna vez tenido contacto con la pobreza y dudo que el resto jamas hubiese pisado un barrio, entrado en el metro, agarrado bus or caminado en Caracas o cualquier otra ciudad por un período significativo de tiempo. Rezumaban privilegio por todas partes, en su palabras, gestos y actitudes. A medida que notaba estas cosas, me iba desencantando, y ellos sin duda experimentaron lo mismo conmigo, pues era evidente que mi trasfondo no compaginaba con el de ellos.
Muchas veces recibí invitaciones, ofertas y propuestas de parte de varios de ellos que no me nació aceptar. Posiblemente de haber aceptado, mi status en la organización y mi nivel de contactos habrían aumentado junto con mis beneficios monetarios, pero algo me decía que no debía bajar mi guardia hasta ese punto, que tenía que permanecer vigilante, pues la tentación venía con ataduras invisibles de las cuales sería bastante difícil zafarme luego. Ya había tenido que firmar mi primer Acuerdo de Confidencialidad por un tema relacionado con petróleo y probablemente vendrían otros. Hacia 2019, mi desencanto ya había llegado al punto de considerar seriamente renunciar, debido por el estrés que me estaban ocasionando las noticias y el hecho de darme cuenta de la hipocresía de los medios, especialmente el de la misma Caracas Chronicles, a cuyas operaciones editoriales tuve acceso íntimo por un par de años; además, percibí una tremenda carencia de calidad humana en sus líderes y miembros. Casi exactamente hace seis años, el 31 de julio de ese año, Luna Nueva en Leo, me fui sin más y bloqueé sistemáticamente en redes a todas las personas que había conocido a través de ese espacio. Lo hice también con otros grupos con los cuales estaba trabajando en esos tiempos. El sacrificio financiero fue grande, básicamente dejé de producir dinero por completo, pero mantuve mi dignidad y mis principios.
Thanks to my spiritual exploration, which took place in parallel with this process, I could keep my center, without getting beguiled by the glitter and the good finances. As it always happens when one spends a lot of time with a group of people, eventually the guards lower and one starts to show more of oneself while the others reveal themselves as well. That's how I started noticing that my vision and that of these individuals were quite dissimilar in very crucial points. Most of them lived abroad or were so isolated in their bubbles of power and material prosperity that they could've well been thought to have also lived abroad. Perhaps a couple in the group had at some point come into contact with poverty and I doubt the rest ever stepped into a slum, entered the subway, taken a bus or walked through Caracas or any other city for any significant length of time. They oozed privilege in everything, in their words, their gestures and attitudes. As I noticed these things, the charm started to wear off, and they doubtlessly experienced the same with me, because it was evident that my background didn't fit theirs.
Many times I received invitations, offers and proposals from several of them that I didn't feel like accepting. Perhaps if I had accepted, my status in the organization and my level of contacts would've increased along with my monetary benefits, but something told me that I shouldn't lower my guard that much, that I had to remain vigilant, because the temptation came with invisible bonds from which it would've been pretty difficult to unburden myself later on. I had already had to sign my first Non-Disclosure Agreement regarding a topic that had to do with oil and others would probably follow. By 2019, my disenchantment had reached a point that I was seriously considering quitting, due to the stress that I was getting with the news and the fact that of realizing the hypocrisy of the media, especially of Caracas Chronicles itself, to whose editorial operations I had intimate access to a couple of years; additionally, I perceived a severe lack of human quality in their leaders and members. Almost exactly six years ago, on July 31st of that year, under a New Moon in Leo, I left without turning back and systematically blocked everyone that I'd met through that place on social media. I also did it with other groups with which I was working in those days. The financial sacrifice was great, I basically stopped producing money entirely, but I kept my dignity and my principles.
Desde ese entonces, he dicho que no a muchas oportunidades, relaciones y espacios. Con frecuencia lo he hecho sin miramientos, a veces me he arrepentido pero, con el tiempo, me llegan historias que me hacen ver que mi decisión fue la adecuada. Nada ni nadie es tan importante para mí como mi propio sendero y mis fundamentos, he vivido lo que sucede cuando me desvío voluntariamente de la ruta que he trazado y no me agrada. Tampoco me gusta la forma en la que cambia mi comportamiento cuando le he dado paso a opciones que van en contra de mi conciencia. Todos somos engañados únicamente si nos dejamos engañar, si queremos creer por encima de los mensajes de nuestra intuición y nuestros instintos. Somos responsables de aceptar y rechazar, así como de las consecuencias que se originan a partir de una u otra elección.
La vida que vivimos es nuestro diseño, nuestra labor. En últimas instancias, nuestro cielo y nuestro infierno son nuestra creación. Saber decir que no es, sin discusión, una manera muy clara de tomar control de ese diseño y hacer lo que realmente queremos, cumplir con nuestra verdadera voluntad.
Acá está la Runa de hoy.
Since then, I've said no to many opportunities, relationships and spaces. I've often done it without second thoughts, sometimes I've felt regret, but with time, I hear stories that make me see that my decision was the right one. Nothing and no one is so important to me as my own path and my foundations, I've experienced what happens when I willingly detour from the road that I've laid for myself and I don't like it. I also don't like the way that my behavior changes when I've given way to options that go against my conscience. We're all deceived only if we let ourselves be deceived, if we want to believe beyond the messages of our intuition and our instincts. We're responsible for accepting and rejecting, as well as for the consequences originated from one choice or the other.
The life that we live is our design, our labor. Ultimately, our heaven and our hell are our own creation. Knowing how to say no is, without argument, a very clear way of taking control of that design and do what we really want, fulfill our true will.
Here's the Rune for today.
